Miro el reloj y, junto con mi memoria, las agujas retroceden para encontrar el momento donde comence a quererte.

La lluvia cae sobre un febrero que lleva a imaginarme en tus brazos protegida por este amor fantasioso, lleno de dudas, pero tambien de esperanzas.

Entre risas, imaginabamos un futuro juntos, jugabamos a amarnos, sin saber que las agujas del reloj avanzarían y esas palabras vacías, que anunciaban un futuro amor, tomarían un valor inmenso que abrazaría y acompañaría nuestras almas.

Mi corazón, confundido, repleto de incertidumbres inunda mis ojos al sentir que ya no estamos jugando.

Tus palabras, comenzaron a trazar un laberinto de distancias, miedos y deseos que me conducen a ti.

Laberinto que te encierra entre sus paredes y no puedo encontrarte. Esconde en él,  tu rostro esbelto.

Desearía que las agujas del reloj avancen con más rapidez asi, se revela tu cara, frescura que me llena de ganas de vivir, de seguir adelante, que amenazan mis miedos.

Pero se que el tiempo no se modifica, que tu rostro conoceré en la hora, minuto y segundo exacto.

Y mientras Dios traza nuestro camino al encuentro, te amo en futuro, te amo en silencio...