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"Quien busca la verdad, busca a Dios, aunque no lo sepa" Edith Stein

 

Esta es una crónica narrativa sobre el primer encuentro de Lectura y Reflexión sobre Edith Stein. También reconocida como Santa Teresa Benedicta de la Cruz.

Filósofa, mártir, Santa, feminista, humanista, Edith Stein, de orígen judío, es una mujer cautivante desde su infancia. Su pensamiento está transpasado por la fenomenología pero también desde una filosofía teológica. 

(ver 2da parte de la crónica de los círculos de lectura)

por Luciana Bornand

Aquella tarde del sábado me la nombraron por primera vez, al principio, no podía recordar su nombre. Pero si me había quedado grabada su dramática historia.

 

Una carmelita (monjas dedicadas a la contemplación de Dios y vida cotidiana de oración, dentro del monasterio) que era judía y se convirtió al catolicismo en 1922, pero lo que más me impactó fue saber que durante la 2da Guerra Mundial, Edith fue asesinada en el campo de concentración de Auswitch en el holocausto.

 

Mientras mi madrina me contaba su historia, yo no dejaba de asombrarme. Siempre el holocausto resucitó en mi la más alocada curiosidad, pues desde adolescente no dejaba de conmoverme con ese período oscuro de la historia, y ahora venía esta mujer a contarmela desde el otro lado, desde religiosa cristiana y a la vez judía.

 

El nombre de su autobiografía quedó en mi cabeza para comprármelo, aunque claro, por el momento no había dinero para tenerlo.

 

De este momento no se si pasaron dos o tres meses, pero esta mujer me seguía dando vueltas en la cabeza.

Y ese domingo en el que visité nuevamente a mi madrina al monasterio, también Carmelita, y ella viendo mi real interés por la filosofía y la antropología, me invitó a un círculo de lectura sobre Edith Stein que iban a realizar ahí mismo, el día jueves 27 de agosto.

 

Los martes y jueves doy clases de taekwondo a las 19.15 hs, por lo que me era imposible ir al encuentro. Aun así, le prometí a mi madrina que iba a intentar ir de algún modo. De todas formas era solo un encuentro por mes.

 

Así que ahi nomas, hablé con los padres de mis alumnos para realizar la clase el día anterior al jueves del encuentro y de ese modo poder asistir a la reunión.

 

En esos días me mandaron el material de estudio, unas trece páginas aproximadamente de su biografía y de su vida. Lo primero que leí en sus hojas de inscripción fueron “quien busca la verdad, busca a Dios, aunque no lo sepa”. Eso me cautivó profundamente, podía ver la profundidad de sus palabras en algo tan sencillo.

 

A medida que me iba adentrando en el texto, iba deslumbrandome cada vez más. Es cierto que si no comprendes su vida, difícilmente puedas entender su obra y vida filosófica.

 

Edith vivió en Alemania. Nació en Bresleu -1893-, una ciudad que antes de la 2da Guerra pertenecía a Alemania y actualmente lo es a Polonia, en una familia judía, siendo la menor de ocho hermanos y siendo huérfana de padre a los dos años de edad.

 

Edith Stein fue caracterizada por ser una niña muy auténtica e inteligente. A los 14 años decide dejar el colegio porque, según ella, no le daban las herramientas necesarias para que una niña pueda aprender.

 

En esos años de intervalo entre dejar la escuela y volver, se da cuenta de la discriminación de la mujer y cree que puede aportar algo desde ese lado. De tal modo, vuelve a la escuela para terminarla e ir a la universidad.

 

Edith es la primer mujer doctora en filosofía en Alemania. Su tesis fue “Empatía”. Cuando leo esas líneas puedo sentir como se me pone la piel de gallina.

 

“La empatia le demuestra, sin lugar a dudas, que el hombre es un ser espiritual, trascendente, abierto, llamado a realizarse en lo más profundo de sí, pero sin dejar de confrontarse con el otro”

 

Esta entre cada momento de su vida me alucinaba, y como la lectura me dió más ganas de saber de ella, busqué la película en youtube y la vi. “La séptima morada”. No pude más que llorar y llorar. Una mujer conversa al catolicismo, se hace cargo de la Cruz que le tiene preparado el Señor para el pueblo judío, y a pesar de ser católica, asume su destino y desde su lugar ayuda a quien se le cruza en su camino hasta que la matan en Auswitch.

 

Esa noche lloré hasta que me dormí, a pesar de mis años, la crueldad con que manejaban a ese pueblo sigue causándome tormentos.

 

El jueves, día del famoso encuentro del circulo de lectores, llegué al monasterio Carmelitas Descalzas de San José y no sabía si tocar el portero o no, por lo cual, me quedé sentada en la parecita de ladrillos vistos mandandole un mensaje de texto a mi madrina para que me abra.

 

Justo llegaba una señora canosa, con un libro grande en su mano. Amablemente me preguntó si ya había llamado al portero. Le dije que no, y llamó ella.

 

Entramos y nos recibieron con una cariñosa sonrisa a una sala, donde había sillas de color verde que formaban un círculo. En el medio había una mesa de madera en la que se sentaba el padre Pablo, quien iba a dar una introducción acerca de lo que fuimos leyendo. Al lado de Pablo, había otro padre, Alejandro, quien explicó la metodología.

 

“A las 9 terminamos, estemos donde estemos”– agregó entre risas el padre.

 

Y después de la oración, comenzó. Yo escuchaba atenta y tomaba nota. Pasados los contados veinte minutos, fuimos a comer algo rico al locutorio: había sandwich, café, te, para todos los gustos.

 

Luego de ese momento siguió la instancia de “compartir” que era lo central del círculo de reflexión, se pidió que lo hicieran solo las personas que habían tenido el compromiso de leer el material.

 

Para mi sorpresa, comenzaron a hablar enseguida, yo estaba inmersa en la conversación, decían cosas muy interesantes. Yo me sentía nerviosa, quería comentar lo que me había pasado con esta mujer, como me había cautivado con su vida, siempre activa y en defensa de la mujer y de su pueblo, a pesar de ser una religiosa que ya no pertenecía a este mundo.

Ya comenzaba a sentir las palpitaciones que dicen que sentís cuando tenes algo adentro que no es tuyo y tenes que compartirlo.

Justo cuando me animaba a hablar…

“alguien más se quedó con ganas de hablar?”

-No! porque ya son las 9.

Efectivamente, era las 9. 

 

Así que, me quedaré con las ganas hasta la próxima reunión que será el día viernes 18 de septiembre a las 19hs en el convento Carmelitas Descalzas de San José. (Independencia 158)

Cerramos el encuentro con una oración de Edith convertida en Santa que concluye así:

 

“QUIEN ERES TU, LUZ QUE ME INUNDA

Y LA OSCURIDAD DE MI ALMA ALUMBRAS·"

 

Santa Teresa Benedicta de la Cruz. Carmelita Descalza de Colonia (Alemania)

Primer encuentro del círculo de lectores de Edith Stein. Monasterio Carmelitas Descalzas de San José.

© 2023 by MICHELLE WILLIAMSON

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